Los germinados se consideran una bomba de vitaminas. Y por una buena razón. Durante la germinación, los ingredientes almacenados en la semilla se convierten en sustancias fácilmente asimilables por el organismo: vitaminas y minerales, proteínas nutricionales, enzimas y ácidos grasos insaturados. Los brotes son un verdadero tesoro de valiosos nutrientes y casi no tienen calorías. Puede agregarlos a ensaladas, sopas, requesón y espolvorearlos en sándwiches. Lo mejor es comerlos crudos porque es cuando son más valiosos. Solo los brotes de leguminosas deben escaldarse con agua hirviendo.